Giliana Kudsha
Vine a por Mis Ovejas
No vine a llamar al mundo a mi redil. Vine a por mis propias ovejas que conocen la voz de su pastor. Venid a mí y os llevaré a las refrescantes aguas establecidas desde el principio por el Padre de la Grandeza.
Enseñanzas de la Luz Capítulo 32:
Las Cuatro Cualidades del Jardín de la Verdad
1 Los que me conocen también saben que yo enseño las cualidades de la tolerancia, la igualdad, el balance y la paciencia.
2 Si tú eres mi discípulo, un hijo o hija de la Luz, sabes la importancia de practicar y exhibir estas cuatro cualidades de tolerancia, igualdad, balance y paciencia. En estas cuatro cualidades se encuentran dos de las cualidades más importantes, que son el amor y la paz.
3 No podéis amar al Padre de la Grandeza si no tenéis amor por vuestro prójimo.
4 No me podéis amar si estas cuatro cualidades no se encuentran dentro de vosotros.
5 Lo contrario de estas cuatro cualidades puede llevar a uno a volverse culpable de intolerancia, odio, y hacer que uno tenga enfermedades mentales y orgullo.
6 Todo lo que está en oposición a la tolerancia, la igualdad, el balance y la paciencia solo sirven como obstáculos en el camino hacia la perfección en la Luz.
7 Estad siempre atentos de eliminar la cizaña y los cardos – los obstáculos que pueden crecer dentro de vosotros si no tenéis cuidado en vuestra práctica de estas cualidades.
8 Desarrollad estas cualidades cultivando el jardín de la verdad dentro de vuestro corazón y dentro de vuestra mente, y vuestras manos estarán siempre trabajando en la verdad.
9 Regad estas cualidades de manera regular como si regarais un jardín para que produzca frutos, hortalizas y flores buenos y resistentes.
10 Para cultivar cada una de estas cualidades, que conducen a la perfección del espíritu, todos los hijos e hijas de la Luz deben convertir en su deber diario estar orando siempre, practicar la meditación, prestar atención a lo que se os ha enseñado, tratar a todos los seres vivos como os gustaría que os trataran, la práctica de las Doce Virtudes, y en relación al Libro Sagrado: leedlo, estudiadlo y aplicad su sabiduría en vuestra vida.
11 Cultivad estas buenas cualidades, Oh vosotros Oyentes y Elegidos en la tierra, y encontraréis la perfección y la felicidad tanto en el presente como en el futuro.
12 Mediante el cultivo continuo de estas cualidades vuestros ojos verán más Luz y vuestro camino sobre la tierra será un reflejo de esa misma Luz – sirviendo siempre como un ejemplo de uno que ha sido digno de ser llamado dentro de la Religión de la Luz, por lo tanto trayendo gloria y honor al Padre de la Grandeza.
Libro de la Verdad, La Visión Nocturna de Simón Pedro – 152:4:
4. La Visión Nocturna de Simón Pedro
Los apóstoles, sin su Maestro—que los había enviado de vuelta solos– subieron a la barca y en silencio empezaron a remar hacia Betsaida, en la orilla occidental del lago. Ninguno de los doce estaba más deprimido y anonadado que Simón Pedro. Apenas si se habló una palabra; estaban todos pensando en el Maestro, solo; en las colinas. ¿Acaso los había abandonado? Nunca antes los había enviado a todos de vuelta, negándose a volverse con ellos. ¿Qué significaba todo esto?
La oscuridad descendió sobre ellos, porque soplaba un fuerte viento en contra que les impedía avanzar. A medida que pasaban las horas de oscuridad y duro remar, Pedro, agotado, cayó en un profundo sueño. Andrés y Santiago lo acarrearon al asiento acojinado en la popa de la barca. Mientras los demás apóstoles luchaban contra el viento y las olas, Pedro tuvo un sueño; vio una visión de Jesús que se les acercaba caminando sobre el mar. Cuando ya parecía el Maestro caminar pasando de largo junto a la barca, Pedro gritó: «Sálvanos, Maestro, sálvanos». Los que estaban cerca de la popa de la barca le oyeron decir algunas de estas palabras. Continuó esta aparición nocturna en la mente de Pedro, y soñó que Jesús decía: «Estad de buen ánimo; sí, soy yo; no temáis». Fue éste como el bálsamo de Gilead para el alma atribulada de Pedro; serenó su espíritu preocupado, de modo que (en su sueño) gritó al Maestro: «Señor, si eres realmente tú, convídame a que camine contigo sobre las aguas». Y salió Pedro caminando sobre el agua, y las olas embravecidas lo asustaron, y a punto de hundirse, gritó: «Señor, ¡sálvame!» Muchos entre los doce oyeron su grito. Entonces Pedro soñó que Jesús venía a rescatarlo y, dándole la mano, lo aferraba y lo levantaba, diciendo: «Oh, tú con tan poca fe, ¿por qué dudaste?».
En relación con la última parte de su sueño, Pedro en realidad se levantó del asiento sobre el que dormía y salió de la barca al agua. Y despertó de su sueño cuando Andrés, Santiago y Juan corrieron a sacarlo del mar.
Para Pedro, esta experiencia fue siempre real. Creía sinceramente que Jesús había venido durante la noche. Convenció sólo parcialmente a Juan Marcos, lo cual explica por qué Marcos dejó de mencionar en su narrativa una porción de esta historia. Lucas, el médico, quien investigó cuidadosamente estos asuntos, concluyó que el episodio fue una visión de Pedro y por consiguiente se negó a incluir este relato en la preparación de su narrativa.