Giliana Kudsha
Confiad en el Creador en Todas las Cosas
Diez leones en las tierras salvajes de África no pueden provocar el mismo nivel de carnicería que un hombre puede provocar sobre sus semejantes en una sociedad supuestamente civilizada.
La malvada ha soplado su aliento venenoso dentro de las fosas nasales de sus seguidores y los ha transformado en criaturas malvadas, codiciosas, asesinas y mentirosas. Son hijos e hijas de la bestia.
No hay un área de vuestro mundo que no haya sido tocada de alguna manera por el aliento de la bestia. Causa pánico y miedo en los inocentes y en los que desconocen las promesas del Padre.
Aquellos que niegan la existencia del Creador y aquellos que no tienen fe en Él, temen a la muerte porque no son conscientes del futuro más allá del velo de la muerte.
Los políticos y los hombres codiciosos de vuestro mundo infunden miedo en los corazones de las personas mediante la coacción y la fuerza. Engañan a sus ciudadanos haciéndoles creer que sus gobiernos tienen sus mejores intereses en mente.
Tan pronto como un hombre comienza a confiar en líderes políticos malvados más que en un león salvaje, su corazón pronto se rompe y su confianza es lanzada al viento.
Si vuestra fe es fuerte, no tenéis nada que temer de lo que el hombre pueda hacer. Vuestra fe, si se basa correctamente en la Voz del Creador, os ayudará a superar las peores situaciones imaginables.
Sin importar lo que pueda suceder en el futuro, o lo sombrío que parezca volverse vuestro mundo, mantened vuestra confianza en el Eterno. Observad Sus Mandamientos y caminad en Su Camino y seréis llevados a Su Luz eterna.
Confiad en Jehová.
Enseñanzas de la Luz Capítulo 19:
Deseo
1 Desear lo que no os pertenece es un mal deseo y está relacionado con la avaricia. Malos deseos pueden causar malas acciones.
2 A veces no recibís lo que queréis. A veces lo que no recibís es lo que realmente necesitáis.*
* (A veces una persona hace una petición en sus oraciones para obtener un objeto material, dinero o que le pase algo a otra persona – sin embargo, el Espíritu Viviente siempre sabe qué es lo mejor; por lo tanto, a veces las peticiones de una persona no serán respondidas de la manera en que el individuo deseaba – y si él o ella no recibe una respuesta, entonces la paciencia era lo que la persona realmente necesitaba.)
3 Debido a sus deseos materiales algunas personas no pueden ver un verdadero regalo incluso cuando está justo en frente de sus ojos.
4 Yo no enseño en contra de los deseos; yo enseño en contra de los deseos que llevan a uno al pecado.
Torá – Números 30:2-36:13:
PARASHAT MATOT – SECCIÓN MATOT
2 Moshé (Moisés) les habló a las cabezas de las tribus de los Hijos de Israel, diciendo: «Esto es el asunto que El Eterno ha ordenado:
3 Si un hombre hace un voto –neder- a El Eterno o jura un juramento –shevuá- para establecer una prohibición para sí mismo, no profanará su palabra; según todo lo que salga de su boca, así hará.
4 Pero si una mujer hiciere un voto a El Eterno o estableciere una prohibición en la casa de su padre en su juventud;
5 y su padre oyó de su voto o la prohibición que ella estableció para sí misma, y su padre guardó silencio respecto de ella, entonces todos sus votos son válidos, y toda prohibición que ella estableció sobre sí misma será válida.
6 Pero si su padre la refrenó el día que lo oyó, entonces todos sus votos o prohibiciones que ella estableció para sí misma no serán válidos; y El Eterno la perdonará, pues su padre la refrenó.
7 Si ella estuviere comprometida con un hombre y sus votos estaban sobre ella, o una frase de sus labios por medio de la cual se había prohibido algo a sí misma,
8 y su futuro marido oyó, y el día que oyó guardó silencio respecto de ella, entonces sus votos tendrán validez y su prohibición que se estableció sobre sí misma tendrá validez.
9 Pero si el día que su futuro marido oyese, la refrenare y revocare el voto que hay sobre ella o la frase de sus labios por medio de la cual se prohibió algo a sí misma, entonces El Eterno la perdonará.
10 El voto de una viuda o una divorciada, todo lo que se prohibió a sí misma, permanecerá sobre ella.
11 Pero si la mujer casada hizo un voto en la casa de su marido o estableció una prohibición sobre sí misma por medio de un juramento,
12 y su marido oyó y guardó silencio respecto de ellos y no la refrenó, entonces todos sus votos serán válidos y toda prohibición que ella estableció sobre sí misma será válida.
13 Pero si su marido los revocare el día que los oyó, todo lo que salió de boca de ella respecto de sus votos o la prohibición sobre sí misma no tendrán validez; su marido los revocó y El Eterno la perdonará.
14 Todo voto y todo juramento de prohibición de causar una aflicción personal, su marido puede hacer que sea válido y su marido puede revocarlo.
15 Si su marido guardare silencio respecto de ellos día tras día, habrá otorgado validez a todos sus votos o a todas las prohibiciones que están sobre ella; les habrá dado validez, pues guardó silencio el día que los oyó.
16 Pero si él los revocare tras haberlos oído, él cargará con la iniquidad de ella».
17 Éstos son los decretos entre un hombre y su mujer, entre un padre y su hija en su juventud, en la casa de su padre, que El Eterno le ordenó a Moshé (Moisés).
31
1 El Eterno habló a Moshé (Moisés), diciendo:
2 «Toma venganza de los Hijos de Israel contra los midianitas; luego te reunirás con tu pueblo».
3 Moshé (Moisés) le habló al pueblo, diciendo: «Armad a hombres de entre vosotros para la legión, para que puedan enfrentarse a Midián e infligir la venganza de El Eterno contra Midián.
4 Enviaréis a la legión mil por tribu, mil por tribu, por todas las tribus de Israel enviaréis a la legión».
5 Por lo tanto, se enviaron de los miles de los Hijos de Israel, mil por cada tribu, doce mil hombres armados para la legión.
6 Moshé (Moisés) los envió, mil por cada tribu para la legión, a ellos y a Pinjas, hijo de Elazar el sacerdote, a la legión, y con los utensilios sagrados y las trompetas para tocar en su mano.
7 Atacaron a Midián, tal como El Eterno le había ordenado a Moshé (Moisés), y mataron a todo varón.
8 Mataron a los reyes de Midián junto con sus muertos: Evi, Rekem, Tzur, Jur y Reva, los cinco reyes de Midián; y a Bilaam, hijo de Beor, lo asesinaron con la espada.
9 Los Hijos de Israel tomaron cautivas a las mujeres de Midián y a sus hijos pequeños; y todo su ganado vacuno y sus rebaños, y toda su riqueza tomaron por botín.
10 Todas las ciudades de sus residencias y todos sus palacios los quemaron con fuego.
11 Tomaron todo el botín y toda captura de las personas y los animales.
12 Trajeron a Moshé (Moisés), a Elazar el sacerdote, y a la asamblea de los Hijos de Israel, los cautivos de las personas y la captura de los animales y el botín al campamento, en las planicies de Moab, que estaba junto al Jordán, cerca de Jericó.
13 Moshé (Moisés), Elazar el sacerdote y todos los líderes de la asamblea salieron a recibirlos afuera del campamento.
14 Moshé (Moisés) se enojó con los comandantes del ejército, los oficiales de los miles y los oficiales de los cientos, que vinieron de la legión de la batalla.
15 Moshé (Moisés) les dijo: «¿Dejasteis con vida a todas las mujeres?
16 He aquí que hicieron que los Hijos de Israel, por palabra de Bilaam, cometieran una traición contra El Eterno en cuanto al asunto de Peor; y la plaga tuvo lugar en la asamblea de El Eterno.
17 Y ahora, matad a todo varón de entre los niños pequeños, y matad a todas las mujeres aptas para conocer a un hombre yaciendo con él.
18 Pero a todas las niñas pequeñas entre las mujeres que no han conocido el yacer con un hombre, las podréis dejar con vida para vosotros.
19 Y en cuanto a vosotros, acampad fuera del campamento durante siete días; todo entre vosotros y en entre vuestros cautivos, que mató a una persona o todo el que tocó un cadáver, se purificará el tercer día y el séptimo día.
20 Y toda prenda de vestir, toda vasija de cuero, todo lo que está hecho de pelo de cabra, y toda vasija de madera, los purificaréis».
21 Elazar el sacerdote les dijo a los hombres de la legión que vinieron de la batalla: «Éste es el decreto de la Torá que El Eterno le ordenó a Moshé (Moisés):
22 únicamente el oro y la plata, el cobre, el hierro, la lata y el plomo,
23 todo lo que resista al fuego, los pasaréis por el fuego y quedará purificado; y debe purificarse con el agua de rociado; y todo lo que no resiste al fuego, lo pasaréis por agua.
24 Lavaréis vuestras vestimentas el séptimo día y quedaréis purificados; luego podréis ingresar al campamento».
25 El Eterno le dijo a Moshé (Moisés), diciendo:
26 «Calcula el total de la captura y el cautiverio, de personas y de animales, tú, Elazar el sacerdote y las cabezas de los padres de la asamblea.
27 Dividirás en dos la captura entre los que emprendieron la batalla, los que salen a la legión, y entre toda la asamblea.
28 Elevaréis un tributo a El Eterno de los hombres de guerra que salen a la legión, un alma de cada quinientos, de la gente, del ganado vacuno, de los burros, y del rebaño.
29 Lo tomaréis de su mitad y se lo daréis a Elazar el sacerdote, como ofrenda para El Eterno.
30 Y de la mitad de los Hijos de Israel tomaréis uno de cada cincuenta, de las personas, del ganado vacuno, de los burros, del rebaño, de todos los animales, y se los daréis a los levitas, los guardianes de la custodia del Tabernáculo de El Eterno».
31 Moshé (Moisés) y Elazar el sacerdote hicieron tal como El Eterno le había ordenado a Moshé (Moisés). 32 La captura, más allá de los botines que la gente de la legión saqueó fue: el rebaño, seiscientos setenta y cinco mil;
33 y ganado vacuno setenta y dos mil;
34 y asnos, sesenta y un mil;
35 y seres humanos, las mujeres que no habían yacido con ningún hombre, todas las almas, treinta y dos mil.
36 La mitad, que era la parte de los que salieron a la legión, era: el cómputo del rebaño, trescientos treinta y siete mil quinientos,
37 el tributo de El Eterno del rebaño, seiscientos setenta y cinco;
38 y el ganado vacuno, treinta y seis mil, y su tributo a El Eterno, setenta y dos;
39 y los burros, treinta mil quinientos, y su tributo a El Eterno, sesenta y uno;
40 y los seres humanos, dieciséis mil, y su tributo a El Eterno treinta y dos personas.
41 Moshé (Moisés) le dio el tributo que se elevó a El Eterno a Elazar el sacerdote, tal como El Eterno le había ordenado a Moshé (Moisés).
42 De la mitad de los Hijos de Israel que Moshé (Moisés) había dividido de los hombres de las legiones,
43 la mitad de la asamblea, era: del rebaño, trescientos treinta y siete mil quinientos,
44 y el ganado vacuno, treinta y seis mil;
45 y los burros, treinta mil quinientos;
46 y los seres humanos, dieciséis mil.
47 Moshé (Moisés) tomó de la mitad de los Hijos de Israel, uno de cada cincuenta de las personas y de los animales, y se los dio a los levitas, los guardianes de la custodia del Tabernáculo de El Eterno, tal como El Eterno le ordenó a Moshé (Moisés).
48 Los comandantes de los miles en las legiones, los oficiales de los miles y los oficiales de los cientos, se aproximaron a Moshé (Moisés).
49 Le dijeron a Moshé (Moisés): «Tus servidores tomaron un censo de los hombres de guerra bajo nuestro comando y ni un solo hombre de nosotros faltaba.
50 Por eso trajimos una ofrenda para El Eterno: lo que cualquier hombre halló de vasijas de oro, tobillera y brazalete, anillo, aro de nariz, y adornos para el cuerpo, para expiar por nuestras almas ante El Eterno.»
51 Moshé (Moisés) y Elazar el sacerdote tomaron el oro de ellos, toda vasija moldeada.
52 Todo el oro que se elevó, que separaron para El Eterno, fue dieciséis mil setecientos cincuenta siclos, de los oficiales de los miles y de los oficiales de los cientos.
53 En cuanto a los hombres de la legión, cada hombre saqueó para sí mismo.
54 Moshé (Moisés) y Elazar el sacerdote tomaron el oro de los oficiales de los miles y de los cientos, y lo trajeron a la Tienda de la Reunión, un recordatorio para los Hijos de Israel ante El Eterno.
32
1 Los hijos de Reuben (Rubén) y los hijos de Gad poseían un ganado abundante, muy grande. Vieron la tierra de Iazer y la tierra de Gilad, y he aquí que el lugar era un lugar para ganado.
2 Los hijos de Gad y los hijos de Reuben (Rubén) vinieron y le dijeron a Moshé (Moisés), y a Elazar el sacerdote y a los líderes de la asamblea, diciendo:
3 «Atarot, y Divon y Iazer y Nimrá, y Jeshbón y Eleale y Sebam y Nevo y Beon,
4 la tierra que golpeó El Eterno ante la asamblea de Israel, es una tierra para ganado y vuestros servidores tienen ganado».
5 Ellos dijeron: «Si hemos hallado gracia en tus ojos, que esta tierra les sea dada a vuestros servidores por posesión; no nos hagáis cruzar el Jordán».
6 Moshé (Moisés) les dijo a los hijos de Gad y los hijos de Reuben (Rubén): «¿Acaso vuestros hermanos saldrán a luchar mientras vosotros os establecéis aquí?
7 ¿Por qué disuadís el corazón de los Hijos de Israel de pasar a la Tierra que El Eterno les ha dado?
8 Eso fue lo que hicieron vuestros antepasados, cuando los envié de Kadesh Barnea a ver la Tierra.
9 Subieron al valle de Eshkol y vieron la Tierra y disuadieron el corazón de los Hijos de Israel para que no vinieran a la Tierra que El Eterno les había dado.
10 La ira de El Eterno ardió aquel día y El juró, diciendo:
11 Si estos hombres que salieron de Egipto, a partir de veinte años en adelante, vieren la tierra que juré a Abraham, a Itzjak (Isaac) y a Iaacov (Jacob) pues no Me siguieron completamente,
12 excepto Kalev, hijo de Iefune, el kenizita, y Iehoshúa (Josué), hijo de Nun, pues ellos fueron totalmente tras El Eterno.
13 La ira de El Eterno ardió contra Israel y Él los hizo errar por el Desierto durante cuarenta años, hasta el final de toda la generación que a ojos de El Eterno hizo el mal.
14 He aquí que vosotros os habéis alzado en lugar de vuestros padres, un grupo de hombres pecadores, para agregar más a la ira ardiente de El Eterno contra Israel.
15 Porque si os desviareis de ir tras Él, Él nuevamente dejará que permanezca en el Desierto y destruiréis a todo este pueblo».
16 Ellos se le acercaron y dijeron: «Construiremos aquí corrales para nuestro rebaño, y ciudades para nuestros hijos pequeños.
17 Nos armaremos rápidamente en la vanguardia de los Hijos de Israel, hasta que los hayamos traído a su sitio, y nuestros hijos pequeños habitarán en las ciudades fortificadas ante los habitantes de la tierra.
18 No regresaremos a nuestros hogares hasta que los Hijos de Israel hayan heredado cada uno su herencia,
19 pues no heredaremos junto con ellos del otro lado del Jordán y más allá, pues nuestra herencia ha venido hacia nosotros de la orilla oriental del Jordán».
20 Moshé (Moisés) les dijo: «Si hacéis esto, si os armáis para la batalla ante Él Eterno
21 y cada hombre armado de entre vosotros cruzare el Jordán ante El Eterno, hasta que Él expulse a Sus enemigos de ante Él,
22 y la Tierra fuere conquistada ante El Eterno, y entonces retornareis, entonces seréis libres de culpa ante El Eterno e Israel; y esta tierra será vuestra por posesión delante de El Eterno.
23 Pero si no hacéis así, he aquí que habréis pecado a El Eterno; sabed que vuestro pecado os encontrará.
24 Construid ciudades para vuestros hijos pequeños y corrales para vuestro rebaño, y lo que salió de vuestra boca haréis».
25 Los hijos de Gad y los hijos de Reuben (Rubén) le hablaron a Moshé (Moisés), diciendo: «Vuestros servidores harán tal como ordena mi señor.
26 Nuestros hijos pequeños, nuestras mujeres, nuestro ganado y todos nuestros animales estarán allí, en las ciudades del Gilad.
27 Y vuestros servidores cruzarán, toda persona armada de la legión, ante El Eterno, para librar batalla, tal como dice mi señor».
28 Con referencia a ellos, Moshé (Moisés) dio órdenes a Elazar el sacerdote, a Iehoshúa (Josué), hijo de Nun, y a las cabezas de los padres de las tribus de los Hijos de Israel.
29 Moshé (Moisés) les dijo: «Si los hijos de Gad y los hijos de Reuben (Rubén) cruzaren el Jordán con vosotros, y la Tierra es conquistada ante vosotros, a todos los armados para la batalla ante El Eterno, les daréis la tierra de Gilad por posesión.
30 Mas si no cruzaren armados junto con vosotros, entonces tomarán posesión entre vosotros en la tierra de Canaán».
31 Los hijos de Gad y los hijos de Reuben (Rubén) respondieron, diciendo: «Tal como El Eterno ha hablado a vuestros servidores, así haremos.
32 Nosotros cruzaremos armados ante El Eterno, a la tierra de Canáan, y nuestra será la posesión de nuestra herencia del otro lado del Jordán».
33 Entonces Moshé (Moisés) dio a los hijos de Gad y a los hijos de Reuben (Rubén), y a media tribu de Menashe, hijo de Iosef (José), el reino de Sijón, rey de los amorreos, y el reino de Og, rey de Bashan; la tierra con sus ciudades fronterizas y las ciudades de la tierra circundante.
34 Los hijos de Gad construyeron Divón, Atarot y Aroer;
35 y Atrot Shofan, Iazer y Iogvea;
36 y Bet Nimrá y Bet Harán, ciudades fortificadas y corrales para el rebaño.
37 Los hijos de Reuben (Rubén) construyeron Jeshbon, Eleale y Kiriataim;
38 y Nevo y Baal Meon con nombres modificados, y Sivmá; y las llamaron por sus otros nombres en vez de por los nombres de las ciudades que construyeron.
39 Los hijos de Majir, hijo de Menashe, fueron a Gilad y la conquistaron, y expulsaron a los amorreos que había en ella.
40 Y Moshé (Moisés) entregó a Gilad a Majir hijo de Menashe quien se asentó en ella.
41 Y Iair, hijo de Menashe, fue y conquistó sus aldeas y las llamó Javot Iair.
42 Novaj fue y conquistó Kenat y sus suburbios y la llamó Novaj, como su nombre.
PARASHAT MASEI – SECCIÓN MASEI
33
1 Éstos son los viajes de los Hijos de Israel, que salieron de la tierra de Egipto, según sus legiones, bajo la mano de Moshé (Moisés) y Aarón.
2 Moshé (Moisés) escribió sus avances según sus viajes por orden de El Eterno, y éstos fueron sus viajes según sus avances:
3 Partieron de Ramsés en el mes primero, el día quince del mes primero, el día tras la ofrenda de Pesaj; los Hijos de Israel avanzaron triunfantes ante los ojos de todo Egipto.
4 Y los egipcios enterraban a los que El Eterno había golpeado mortalmente, a todo primogénito; y a sus dioses El Eterno les había infligido juicios.
5 Los Hijos de Israel partieron de Ramsés y acamparon en Sucot.
6 Partieron de Sucot y acamparon en Etam, que está al borde del Desierto.
7 Partieron de Etam y regresaron a Pi Hajirot, que está delante de Baal Tzefón, y acamparon delante de Migdol.
8 Partieron de delante de Hajirot y pasaron por el medio del Mar hacia el Desierto; fueron en una travesía de tres días en el Desierto de Etam, y acamparon en Mará.
9 Partieron de Mará y arribaron a Elim; en Elim había doce fuentes de agua y setenta palmeras datileras, y allí acamparon.
10 Partieron de Elim y acamparon junto al Mar de Cañas.
11 Partieron del Mar de Cañas y acamparon en el Desierto de Sin.
12 Partieron del Desierto de Sin y acamparon en Dofka.
13 Partieron de Dofka y acamparon en Alush.
14 Partieron de Alush y acamparon en Refidim, y no había ahí agua para que el pueblo bebiera.
15 Partieron de Refidim y acamparon en el Desierto del Sinaí.
16 Partieron del Desierto del Sinaí y acamparon en Kivrot Hataavá.
17 Partieron de Kivrot Hataavá y acamparon en Jatzerot.
18 Partieron de Jatzerot y acamparon en Ritmá.
19 Partieron de Ritmá y acamparon en Rimon Paretz.
20 Partieron de Rimon Paretz y acamparon en Livná.
21 Partieron de Livná y acamparon en Risá.
22 Partieron de Risá y acamparon en Kehelata.
23 Partieron de Kehelata y acamparon en el Monte Shafer.
24 Partieron del Monte Shafer y acamparon en Jaradá.
25 Partieron de Jaradá y acamparon en Makhelot.
26 Partieron de Makhelot y acamparon en Tajat.
27 Partieron de Tajat y acamparon en Taraj.
28 Partieron de Taraj y acamparon en Mitká.
29 Partieron de Mitká y acamparon en Jashmona.
30 Partieron de Jashmona y acamparon en Moserot.
31 Partieron de Moserot y acamparon en Bene Iaakán.
32 Partieron de Bene Iaakán y acamparon en Jor Hagidgad.
33 Partieron de Jor Hagidgad y acamparon en Iotvata.
34 Partieron de Iotvata y acamparon en Avroná.
35 Partieron de Avroná y acamparon en Etzion Gaver.
36 Partieron de Etzion Gaver y acamparon en el Desierto de Tzin, que es Kadesh.
37 Partieron de Kadesh y acamparon en el Monte Hor, al borde del territorio de Edom.
38 Entonces Aarón el Sacerdote subió al Monte Hor por la palabra de El Eterno y murió allí, en el año cuadragésimo después de que los Hijos de Israel salieran de la tierra de Egipto, en el mes quinto, el primero del mes.
39 Aarón tenía ciento veintitrés años de edad cuando murió en el Monte Hor.
40 El rey cananeo de Arad, que habitaba en el sur, en la tierra de Canaán, oyó que los Hijos de Israel se aproximaban.
41 Se desplazaron desde el Monte Hor y acamparon en Tzalmoná.
42 Partieron de Tzalmoná y acamparon en Punón.
43 Partieron de Punón y acamparon en Ovot.
44 Partieron de Ovot y acamparon en las ruinas de los pasos, al borde de Moab.
45 Partieron de las ruinas y acamparon en Diván Gad.
46 Partieron de Diván Gad y acamparon en Almón Diblataima.
47 Partieron de Almón Diblataima y acamparon en las montañas de los pasos delante de Nevó.
48 Partieron de las montañas de los pasos y acamparon en las planicies de Moab junto al Jordán, cerca de Jericó.
49 Acamparon junto al Jordán, de Bet Ieshimot, hasta las planicies de Shitim, en las planicies de Moab.
50 El Eterno le habló a Moshé (Moisés) en las planicies de Moab, junto al Jordán, en Jericó, diciendo:
51 «Háblales a los Hijos de Israel y diles: cuando crucéis el Jordán a la tierra de Canaán,
52 expulsaréis a todos los habitantes de la Tierra de ante vosotros; y destruiréis todas sus piedras de postración; todas sus imágenes fundidas destruiréis; y todos sus lugares altos demoleréis.
53 Poseeréis la Tierra y os estableceréis en ella, pues a vosotros os he dado la Tierra para poseerla.
54 Daréis la Tierra como herencia por sorteo a vuestras familias; a los numerosos les aumentaréis su herencia y a los poco numerosos les disminuiréis su herencia; dondequiera que caiga su suerte, suyo será, según las tribus de vuestros padres heredaréis.
55 Pero si no expulsáis a los habitantes de la Tierra de ante vosotros, los que queden serán estacas en vuestros ojos y espinos en vuestros costados, y os hostigarán sobre la Tierra en la que habitáis.
56 Y ocurrirá que lo que Yo había pensado para ellos, os haré a vosotros».
34
1 El Eterno le habló a Moshé (Moisés), diciendo:
2 «Ordena a los Hijos de Israel y diles: cuando lleguéis a la tierra de Canaán, ésta es la tierra destinada a vosotros por herencia, la tierra de Canaán, según sus límites.
3 Vuestro flanco sur será desde el Desierto de Tzin hasta Edom, y vuestro límite sur será desde el borde del Mar Muerto hacia el este.
4 La frontera rodeará por el sur Maalé Akrabim y pasará hacia Tzin; y sus bordes estarán al sur de Kadesh Barnea; luego saldrá hacia Jaezar Adar y pasará a Atzmon.
5 La frontera rodeará desde Atzmon hasta la corriente de Egipto, y sus bordes estarán en el Mar.
6 El límite occidental será para vosotros el Mar Grande y el distrito; éste será para vosotros el límite occidental.
7 Éste será para vosotros el límite septentrional: desde el Mar Grande doblaréis hacia el Monte Hor.
8 Desde el Monte Hor doblaréis hacia la aproximación a Jamat, y los bordes de la frontera estarán hacia Tzedad.
9 El límite avanzará hacia Zifron y sus bordes serán Jatzar Enan; éste será para vosotros el límite septentrional.
10 Estableceréis para vosotros como límite oriental desde Jaezar Enan hasta Shefam.
11 El límite descenderá desde Shefam a Rivlá, al este de Ein; la frontera descenderá y se extenderá hacia la orilla del Mar Kineret hacia el este.
12 El límite descenderá al Jordán, y sus bordes serán el Mar Muerto; ésta será la Tierra para vosotros, según sus fronteras en todo su contorno.
13 Moshé (Moisés) dio órdenes a los Hijos de Israel, diciendo: «Ésta es la Tierra que heredarán por sorteo, que El Eterno ha ordenado que se les dé a las nueve tribus y a media tribu.
14 Pues la tribu de los hijos de Reuben (Rubén) ha tomado según su casa paterna, y la tribu de los hijos de Gad según su casa paterna, y media tribu de Menashe tomó su herencia.
15 Dos tribus y la media tribu han tomado su herencia de la orilla del Jordán junto a Jericó, hacia el este, en dirección a la salida del sol.
16 El Eterno le habló a Moshé (Moisés), diciendo:
17 «Éstos son los nombres de los hombres que han de tomar posesión de la Tierra para vosotros: Elazar el sacerdote y Iehoshúa (Josué), hijo de Nun,
18 y un líder de cada tribu tomaréis para que posea la Tierra.
19 Éstos son los nombres de los hombres: por la tribu de Iehuda (Judá), Kalev, hijo de Iefune;
20 y por la tribu de los hijos de Shimon (Simeón), Shmuel, hijo de Amihud;
21 por la tribu de Biniamin (Benjamín), Elidad, hijo de Kislón;
22 y por la tribu de los hijos de Dan, como líder, Buki, hijo de Iogli;
23 por la tribu de Iosef (José), por la tribu de los hijos de Menashe, como líder, Janiel, hijo de Efod;
24 y por la tribu de los hijos de Efraim, como líder, Kemuel, hijo de Shiftan;
25 Y por la tribu de los hijos de Zebulun (Zabulón), como líder, Elitzafan, hijo de Parnaj;
26 y por la tribu de los hijos de Isajar (Isacar), como líder, Paltiel, hijo de Azán;
27 y por la tribu de los hijos de Asher (Aser), como líder, Ajihud, hijo de Shelomi;
28 y por la tribu de los hijos de Naftali (Neftalí), como líder, Pedahel, hijo de Amihud».
29 Éstos son aquellos a los que El Eterno ordenó que hicieran heredar a los Hijos de Israel en la tierra de Canaán.
Masei (2)
35
1 El Eterno habló a Moshé (Moisés) en las planicies de Moab, junto al Jordán, en Jericó, diciendo:
2 «Ordena a los Hijos de Israel que les den a los levitas de la posesión de su propiedad: ciudades donde habitar y un espacio abierto para las ciudades en todo su contorno les daréis a los levitas.
3 Las ciudades serán suyas para residencia, y su espacio abierto será para sus animales, para su riqueza y para todas sus necesidades.
4 Los espacios abiertos de las ciudades que les daréis a los levitas, desde la muralla de la ciudad hacia fuera, serán mil codos en todo su contorno.
5 Mediréis desde afuera de la ciudad del lado oriental dos mil codos; del lado sur, dos mil codos; del lado occidental, dos mil codos; y del lado septentrional, dos mil codos, con la ciudad en el medio; esto será para ellos, para los espacios abiertos de las ciudades.
6 Las ciudades que les daréis a los levitas serán: las seis ciudades de refugio que procuraréis para que el asesino huya allí y les daréis además cuarenta y dos ciudades.
7 Todas las ciudades que les daréis a los levitas serán: cuarenta y ocho ciudades, ellas y sus espacios abiertos.
8 Las ciudades que les daréis de la propiedad de los Hijos de Israel, de los más numerosos aumentaréis y de los menos numerosos disminuiréis, cada uno de acuerdo con su herencia que heredarán, dará de sus ciudades a los levitas».
Las ciudades de refugio
9 El Eterno habló a Moshé (Moisés), diciendo:
10 «Háblales a los Hijos de Israel y diles: cuando crucéis el Jordán a la tierra de Canaán,
11 designaréis ciudades para vosotros, ciudades de refugio serán para vosotros, y el asesino huirá allí, el que quite una vida en forma involuntaria.
12 Las ciudades serán para vosotros un refugio del redentor, para que el asesino no muera hasta que se presente ante la asamblea para el juicio.
13 En cuanto a las ciudades que designaréis, habrá seis ciudades de refugio para vosotros.
14 Tres ciudades designaréis del otro lado del Jordán, y tres ciudades designaréis en la tierra de Canaán; serán ciudades de refugio.
15 Para los Hijos de Israel y el converso y el residente entre ellos serán refugio estas seis ciudades, para que huya allí cualquiera que asesine a una persona de forma involuntaria.
16 Si lo hirió con un instrumento de hierro y murió, es un asesino; el asesino ciertamente será condenado a muerte.
17 O si lo hirió con una piedra del tamaño de la mano, con la que uno moriría si lo golpearan, y murió, es un asesino; el asesino ciertamente será condenado a muerte.
18 O si lo hirió con un instrumento de madera del tamaño de la mano por medio del cual uno puede morir, y murió, es un asesino; el asesino ciertamente será condenado a muerte.
19 El redentor de la sangre, él matará al asesino; cuando lo encuentre, él lo matará.
20 Si lo empujó por odio o se lanzó sobre él desde una emboscada y murió;
21 o si por enemistad lo golpeó con la mano y murió, el atacante ciertamente será condenado a muerte, es un asesino; el redentor de la sangre matará al asesino cuando lo encuentre.
22 Pero si en forma repentina, sin enemistad, lo empujó o sin emboscada lanzó cualquier instrumento sobre él;
23 o con cualquier piedra con la cual uno puede morir, sin haber visto, haciendo que cayera sobre él y murió, pero no era su enemigo ni buscaba hacerle el mal,
24 entonces la asamblea juzgará entre el atacante y el redentor de la sangre, de acuerdo con estas leyes.
25 La asamblea rescatará al asesino de la mano del redentor de la sangre y la asamblea lo devolverá a la ciudad de refugio adonde había huido; habitará en ella hasta la muerte del Gran Sacerdote que ha sido ungido con el aceite sagrado.
26 Pero si el asesino alguna vez saliera del límite de la ciudad de refugio a la que ha huido,
27 y el redentor de la sangre lo encontrare fuera del límite de su ciudad de refugio, y el redentor de la sangre matare al asesino, éste no tiene culpa de sangre.
28 Pues debe habitar en su ciudad de refugio hasta la muerte del Gran Sacerdote, y tras la muerte del Gran Sacerdote el asesino retornará a la tierra de su propiedad.
29 Esto será para vosotros decreto de justicia para vuestras generaciones, en todos vuestros lugares de residencia.
30 Todo el que ataque a una persona, se matará al asesino según el testimonio de testigos, pero un solo testigo no atestiguará contra una persona en lo concerniente a la muerte.
31 No aceptaréis rescate por la vida de un asesino que es merecedor de la muerte, pues ciertamente será condenado a muerte.
32 No aceptaréis rescate por el que huyó a su ciudad de refugio para volver a habitar en la tierra antes de la muerte del Sacerdote.
33 No traeréis culpa sobre la tierra en la que os encontráis, pues la sangre traerá culpa sobre la Tierra; la Tierra no tendrá expiación por la sangre que fue derramada en ella, excepto por medio de la sangre de aquel que la derramó.
34 No impurificaréis la Tierra en la que habitáis, en la que Yo moro, pues Yo soy El Eterno, Quien mora entre los Hijos de Israel.
36
1 Las cabezas de los padres de la familia de los hijos de Gilad, hijo de Majir, hijo de Menashe, de las familias de los hijos de Iosef (José), se acercaron y hablaron ante Moshé (Moisés) y ante los líderes, las cabezas de los padres de los Hijos de Israel.
2 Dijeron: «El Eterno ha ordenado a mi amo que dé la Tierra como herencia por sorteo a los Hijos de Israel, y a mi amo El Eterno le ha ordenado que dé la herencia de Tzelofejad nuestro hermano a sus hijas.
3 Si ellas se casan con uno de los hijos de las tribus de los Hijos de Israel, entonces su herencia será sustraída de la herencia de nuestros padres y será agregada a la herencia de la tribu en la que se encuentren; será sustraída de la parte de nuestra herencia.
4 Y cuando llegue el Jubileo para los Hijos de Israel, su herencia será agregada a la herencia de la tribu en la que se encuentren; y de la herencia de la tribu de nuestros padres su herencia será sustraída».
5 Moshé (Moisés) ordenó a los Hijos de Israel según la palabra de El Eterno, diciendo: «Correctamente habla la tribu de los hijos de Iosef (José).
6 Ésta es la palabra que El Eterno ha ordenado respecto de las hijas de Tzelofejad, diciendo: que sean mujeres de aquel que sea bueno a sus ojos, pero únicamente en la familia de la tribu de su padre se casarán.
7 La herencia de los Hijos de Israel no circulará de tribu en tribu; sino que los Hijos de Israel unirán cada hombre a la herencia de la tribu de sus padres.
8 Cada hija que herede una herencia de las tribus de los Hijos de Israel se casará con alguno de una familia de la tribu de su padre, para que los Hijos de Israel hereden cada uno la herencia de sus padres.
9 La herencia no circulará de una tribu a otra, pues las tribus de los Hijos de Israel unirán cada hombre a su propia herencia.
10 Tal como El Eterno le ordenó a Moshé (Moisés), así hicieron las hijas de Tzelofejad.
11 Majla, Tirtza, Jogla, Milka y Noa, las hijas de Tzelofejad, se casaron con hijos de sus tíos.
12 Con primos de las familias de los hijos de Menashe, hijo de Iosef (José), se casaron, y su herencia permaneció en la tribu de la familia de su padre.
13 Éstos son los preceptos y las ordenanzas que El Eterno ordenó por intermedio de Moshé (Moisés) a los Hijos de Israel en las planicies de Moab, en el Jordán, junto a Jericó.