Giliana Kudsha
Demostrar Bondad Amorosa
Hijos e hijas de la luz, hay mucho trabajo por hacer en los hogares y congregaciones de los Pactarios. El pueblo de Jehová necesita enfocar su atención en el corazón desarrollando una mejor actitud con respecto a la bondad amorosa hacia los demás. Para hacer esto, uno debe entender qué es la bondad amorosa. El Oahspe revela la importancia de ayudar a vuestros semejantes, educándolos en asuntos espirituales vitales y ayudándolos en sus momentos de necesidad con comida y refugio según vuestras capacidades.
A medida que continuéis estudiando y meditando sobre las palabras de Jehová, llegaréis a una mejor comprensión de cómo demuestra Su amor hacia Su creación. Acercaos a Jehová, contemplad sobre Su amor e imitad Su bondad. Al hacerlo, desarrollaréis un corazón de bondad amorosa hacia toda la creación.
Al demostrar bondad amorosa hacia otras personas de todo tipo, en todo momento, subiréis de grado y seréis elevados a los cielos superiores en la presencia del Eterno.
Enseñanzas de la Luz Capítulo 76:
Los Mezquinos
1 Palabras sesgadas y acciones odiosas son siempre el resultado de una mente pequeña.
2 Los mezquinos no son capaces de obtener una comprensión adecuada de la Verdad porque tales personas siguen aferrándose a sus suposiciones.
3 Son los mezquinos, los descarriados y los que incitan al odio en el mundo los que hacen declaraciones falsas relativas a la Religión de la Luz. Para tales personas no hay ningún lugar en el Reino de la Luz.
Lectura del Libro de la Verdad, En el Campamento cerca de Pella – 144:8:
144:8.1
A fines de diciembre se trasladaron cerca del Jordán, a la altura de Pella, donde reanudaron la enseñanza y la predicación. Tanto judíos como gentiles acudían a este campamento para escuchar el evangelio. Una tarde, mientras Jesús estaba enseñando a la multitud, algunos amigos íntimos de Juan trajeron al Maestro el último mensaje que habría de recibir de Juan.
Juan llevaba un año y medio en prisión, y la mayor parte de este tiempo Jesús había trabajado muy silenciosamente; por consiguiente no era extraño que Juan se preguntara qué pasaba con el reino. Los amigos de Juan interrumpieron las enseñanzas de Jesús para decir: «Juan el Bautista nos envía a que te preguntemos—¿eres de veras el Liberador, o hemos de buscar a otro?»
Jesús hizo una pausa para decir a los amigos de Juan: «Volved y decid a Juan que él no ha sido olvidado. Decidle lo que habéis visto y oído, que se predican buenas nuevas a los pobres». Tras hablar con los mensajeros de Juan, Jesús se volvió nuevamente hacia la multitud y dijo: «No penséis que Juan duda acerca del evangelio del reino. Pregunta tan sólo para reconfortar a sus discípulos, que son también mis discípulos. No es que Juan sea débil. Dejadme preguntaros, a vosotros que habéis escuchado a Juan predicar, antes de que Herodes lo encarcelara: qué contemplasteis en Juan—¿una rama sacudida por el viento? ¿Un hombre caprichoso, en vestimenta suave? En general, quienes viven con ricas vestiduras y entre lujos están en las cortes de los reyes y en las mansiones de los ricos. Pero ¿qué visteis cuando contemplabais a Juan? ¿Un profeta? Sí, yo os digo, y mucho más que un profeta. De Juan estaba escrito: ‘He aquí, yo envío a mi mensajero; él preparará el camino delante de ti’».
«De cierto, de cierto os digo, que entre los nacidos de mujer no hay nadie más grande que Juan el Bautista; sin embargo el más insignificante en el reino del cielo es más grande porque ha nacido del espíritu y sabe que se ha convertido en hijo de Dios».
Muchos de los que escucharon a Jesús ese día se sometieron al bautismo de Juan, declarando de este modo públicamente la entrada al reino. Y los apóstoles de Juan permanecieron firmemente unidos a Jesús desde ese día en adelante. Este acontecimiento marcó la verdadera unión de los seguidores de Juan y de Jesús.
Después de que los mensajeros hubieron conversado con Abner, partieron hacia Macaerus para relatar todo esto a Juan. Las palabras de Jesús y el mensaje de Abner lo reconfortaron y fortalecieron su fe.
Esa tarde Jesús continuó enseñando: «¿Con quién pues compararé esta generación? Muchos de entre vosotros no queréis recibir el mensaje de Juan ni mis enseñanzas. Sois como chiquillos que juegan en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: ‘os hemos tocado la flauta y no habéis bailado; hemos gemido y no habéis llorado’. Así pues sois, algunos entre vosotros. Vino Juan que no comía ni bebía, y ellos dijeron que tenía al demonio. Vino el Hijo del Hombre que come y bebe, y esta misma gente dicen: ‘¡He aquí un comilón y un bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores!’ En verdad la sabiduría la justifican sus hijos.
«Parecería que el Padre en el cielo hubiese ocultado de los sabios y orgullosos algunas de estas verdades, revelándoselas en cambio a los chiquillos. Pero el Padre hace todas las cosas bien; el Padre se revela al universo con métodos de su propia elección. Venid pues todos vosotros que laboráis y lleváis pesadas cargas y encontraréis descanso para vuestras almas. Aceptad el yugo divino, y experimentaréis la paz de Dios, que está más allá de toda comprensión».