Giliana Kudsha
Permaneciendo Fieles
Los verdaderos creyentes son aquellos que adoran al Creador Eterno Único y son discípulos de Su Hijo. Adoran a su Padre que se sienta sobre los cielos y sirven a Su Hijo que se manifiesta a Sí mismo mediante los diversos Mensajeros enviados por Su Padre.
Un verdadero creyente debe creer fielmente en la verdad, tener fe en los mensajes revelados de esta era, y seguir con diligencia ciertas costumbres y tradiciones que se transmiten a la mayor asamblea de la verdad, conocida como el Remanente. Esos son tus deberes. Es el Convenio Unido el que debe ser enseñado a todos los creyentes en tu hogar.
No descuides tus deberes como siervo del Eterno. Recuérdales a tus hijos e hijas y a los creyentes que te rodean que sean siempre fuertes en su fe en su Padre Único y atentos en su trabajo para construir el Reino del Creador.
Permaneciendo fiel a las verdades de los tiempos antiguos y modernos, serás bendecido. Al seguir las costumbres y tradiciones establecidas para los miembros del Convenio Unido de la Religión de la Luz, serás bendecido.
Hablaré contigo sobre las costumbres en los próximos días.
Enseñanzas de la Luz Capítulo 69:
Prioridad de las Revelaciones Actuales
1 Mientras que el Creador es inmutable, Él proporciona un rayo de Su Luz en una manifestación de acuerdo con la necesidad del momento.
2 Él sigue ofreciendo la oportunidad para que la humanidad absorba conocimiento que no fue manifestado en tiempos anteriores.
3 Confiar en una revelación anterior sin tener en cuenta lo que Él enseña en cada generación posterior no es digno de un alma que desea desarrollarse en el Camino del Padre.
4 La semilla de la Verdad plantada dentro de vuestro corazón, por el Padre, está destinada a crecer y a convertirse en un gran árbol; pero si no es alimentada con agua fresca, puede deformarse y finalmente se marchita y muere.
5 Si la Verdad que os ha sido proporcionada es debidamente cultivada dentro de vuestro corazón, la sabiduría, la fuerza espiritual y la fe aumentarán y serán más brillantes cada día – porque esta es la naturaleza de la Verdad y la Revelación – es progresiva, es gradual.
Lectura del Libro de la Verdad, Las Enseñanzas sobre la Oración y la Adoración – 143:7:
143:7.1
En las conferencias nocturnas en el Monte Gerizim, Jesús enseñó muchas grandes verdades y en particular, acentuó lo siguiente:
La verdadera religión es el acto de un alma en sus relaciones autoconscientes con el Creador; la religión organizada es el intento del hombre de socializar la adoración de los religionistas individuales.
La adoración—la contemplación de lo espiritual– debe alternar con el servicio, el contacto con la realidad material. El trabajo debe alternar con el esparcimiento; la religión debe ser equilibrada por el buen humor. La filosofía profunda debe ser aliviada por el ritmo de la poesía. El esfuerzo del vivir—la tensión temporal de la personalidad– debe ser aliviada por el reposo de la adoración. Las sensaciones de inseguridad que surgen del temor al aislamiento de la personalidad en el universo, deben ser contrarrestradas por la contemplación, en fe, del Padre y por el intento de comprender al Supremo.
La oración tiene el objeto de hacer que el hombre piense menos pero que comprenda más; no está hecha para aumentar el conocimiento, sino más bien para ampliar el discernimiento.
La adoración tiene el objeto de anticipar una vida mejor en el futuro y después reflejar estas nuevas significaciones espirituales sobre la vida en el presente. La oración sostiene a uno espiritualmente, pero la adoración es divinamente creadora.
La adoración es la técnica de buscar en el Único la inspiración para servir a muchos. La adoración es la vara que mide el grado de desprendimiento del alma del universo material y su vinculación simultánea y segura a las realidades espirituales de toda la creación.
El orar es recordar a sí mismo—pensamiento sublime; el adorar es olvidar a sí mismo—superpensamiento. La adoración es atención sin esfuerzo, descanso real e ideal del alma, ejercicio espiritual que lleva al sosiego.
La adoración es el acto de una parte que se identifica con el Todo; lo finito con lo Infinito; el hijo con el Padre; el tiempo en el acto de marcar el paso con la eternidad. La adoración es el acto de comunión personal del hijo con el Padre divino, la asunción de actitudes refrescantes, creadoras, fraternales y románticas por parte del alma-espíritu humano.
Aunque los apóstoles sólo comprendieron algunas de sus enseñanzas en el campamento, otros mundos las comprendieron, y otras generaciones en la tierra las comprenderán.