Giliana Kudsha
Pedid y se os Dará
Si necesitáis algo, pedid al Padre, y Él lo dará según Su Voluntad. Si vuestro deseo se debe a la codicia, al materialismo o para propósitos perversos, no recibiréis lo que pedís, porque vuestro deseo no es de naturaleza piadosa, sino de la oscuridad.
El Padre conoce vuestras necesidades y no dará según los deseos injustos.
Enseñanzas de la Luz Capítulo 64:
Política
1 Si tú, como un Pactario, eres un ciudadano de un país o de una tierra que se adhiere a un sistema político que tiene el potencial de causar daño a otros seres vivos, denigra los derechos humanos o fuerza a los ciudadanos de la nación a seguir leyes necias o a pagar impuestos innecesarios y despilfarra los fondos de los ciudadanos, tienes todo el derecho a hablar en contra de tal sistema.
2 Cuando protestes contra violaciones de los derechos humanos y de la decencia, hazlo por medios pacíficos.
3 Un Pactario debe ser consciente de los ideales políticos que se promueven en el país en el que él o ella reside. De lo contrario, uno puede encontrarse a uno mismo descuidando los deberes de defender los derechos de uno mismo y de los demás
4 Además, tener un conocimiento general de las leyes de la nación también puede ayudar a compartir efectivamente el Mensaje de la Luz con los demás, sobre todo cuando ciertas ordenanzas son pasadas en varias ciudades o pueblos que podrían impedir o limitar la propagación de la Religión de la Luz en el área local de uno.
5 Tener conocimiento de un sistema político y defender los derechos de los ciudadanos de un país no significa que uno se tenga que implicar excesivamente con el proceso político.
6 Uno puede defender los derechos humanos básicos y ser una luz por la igualdad sin presentarse a un cargo político.
7 Los Pactarios defienden los derechos de todos los seres vivos – los derechos de las mujeres, derechos de los niños y niñas, y de todos los individuos.
8 Si vas a ser una voz a favor de los derechos de los demás, deberías tener algo de conocimiento sobre el sistema político del lugar en el que resides.
9 Deberías tener conocimiento de quienes están a favor y en contra de tales derechos y tener una comprensión de las políticas que están siendo impulsadas por ciertos líderes políticos – ya estén a favor o en contra de tales derechos.
10 No es impropio para los Pactarios llamar la atención y desenmascarar a aquellos que están infringiendo los derechos de los demás, especialmente cuando llaman la atención a tales individuos por medios pacíficos.
11 Ningún partido político puede llevar el plan de Dios a buen término. Solo Dios tiene la solución completa y perfecta para la felicidad de toda la humanidad.
12 Si votas a un partido político que aprueba la práctica del aborto, entonces la sangre de los inocentes está sobre tus manos.
Didaché Capítulo 1
Los Dos Caminos y el Primer Mandamiento
1 Hay dos caminos, uno de vida y uno de muerte; pero hay una gran diferencia entre estos dos caminos.
2 El camino de la vida, entonces, es este: Primero, deberá amar al Creador que le hizo a usted; segundo, a su prójimo como a usted mismo; y usted nunca debe hacer a los demás lo que usted mismo no querría que los demás le hicieran a usted.
3 Y de estos dichos la enseñanza es esta: Usted deberá bendecir a todos los que le maldicen, y rezar por sus enemigos, y ayunar por todos los que le persiguen.
4 ¿Para qué sirve entonces si usted ama solo a los que le aman? ¿No hacen los gentiles lo mismo?
5 Pero usted debe amar a los que le odian; y usted no tendrá un enemigo.
6 Absténgase de los deseos carnales y mundanos.
7 Si alguien le golpea su mejilla derecha, ofrézcale la otra también; esta práctica le llevará a la perfección.
8 Si alguien le pide ir una milla, vaya con él dos en su lugar.
9 Si alguien le quita su capa, también debe darle su abrigo.
10 Si alguien toma algo que le pertenezca, no pida recuperarlo porque ¿qué bien puede hacer con ello en primer lugar?
11 Dé a todo el que le pida, y no pida nada a cambio; porque el Padre quiere que a todos se les debe dar de nuestras propias bendiciones que son dones gratuitos.
12 Feliz el que da conforme al Mandamiento; porque él es irreprochable.
13 Pobre del que recibe, porque si uno teniendo necesidad recibe, él está libre de culpa.
14 Pero el que recibe sin tener una verdadera necesidad, deberá pagar la pena, por qué recibió y para qué.
15 Y, entrando en el confinamiento, será examinado sobre las cosas que él ha hecho, y no escapará hasta que devuelva el último centavo.
16 Pero también ahora acerca de esto, se ha dicho: “Deje a sus limosnas sudar en el agarre firme de la palma de sus manos, hasta que sepa usted a quién se las debe dar”.
Lectura del Libro de la Verdad, En el Camino a Fenicia – 155:4.1-2:
155:4.1
El jueves 9 de junio por la mañana, después de recibir noticia sobre el progreso del reino, traída de Betsaida por los mensajeros de David, este grupo de veinticinco instructores de la verdad partió de Cesarea de Filipo para comenzar su viaje a la costa de Fenicia. Pasaron rodeando la región pantanosa, camino a Luz, hasta el punto de unión con el camino de Magdala al Monte Líbano, de allí al cruce con el camino que conducía a Sidón, llegando allí el viernes por la tarde.
Al pausar para almorzar bajo la sombra de unas rocas inclinadas, cerca de Luz, Jesús hizo uno de los más notables discursos que sus apóstoles le habían escuchado jamás a lo largo de todos sus años de asociación con él. Acababan de sentarse para romper pan cuando Simón Pedro le preguntó a Jesús: «Maestro, puesto que el Padre en el cielo lo sabe todo, y puesto que su espíritu es nuestro apoyo en el establecimiento del reino del cielo en la tierra, ¿por qué huimos de las amenazas de nuestros enemigos? ¿Por qué nos negamos a enfrentarnos con los enemigos de la verdad?» Pero antes de que Jesús hubiera comenzado a contestar la pregunta de Pedro, Tomás interrumpió diciendo: «Maestro, realmente quisiera saber qué hay de erróneo en la religión de nuestros enemigos en Jerusalén. ¿Cuál es la real diferencia entre su religión y la nuestra? ¿Por qué tenemos tantas creencias diversas si todos nosotros profesamos servir al mismo Dios?» Cuando Tomás hubo terminado, Jesús dijo: «Aunque no deseo ignorar la pregunta de Pedro, porque bien sé cuán fácil sería interpretar mal mis razones para evitar un encuentro abierto con los potentados de los judíos en este preciso momento, será más útil para todos vosotros que yo elija más bien responder a la pregunta de Tomás. Y eso es pues lo que haré cuando hayáis terminado vuestro almuerzo».