Giliana Kudsha
Ofrece Tu Sufrimiento como una Ofrenda
Los momentos difíciles a los que te enfrentas pueden ayudar a fortalecerte en tu servicio al Padre. Ofrece tus sufrimientos a tu Padre en el cielo, y Él los recibirá como sacrificios perfectos.
No permitas que tus penas te agobien hasta tal punto que tu comunión espiritual con el Creador se haya disminuido.
Pon tu confianza en el brazo del Eterno, y Él te ayudará a mantenerte firme y caminarás con fuerza.
Enseñanzas de la Luz Capítulo 44:
La Madre de la Vida
1 La Fuente de toda bendición y de todas las oraciones es la Madre de la Vida.
2 La Madre de la Vida se apresura a proteger a los que están cerca del Padre de la Grandeza.
3 La humanidad, que camina en el mundo de la oscuridad, está privada de la presencia de la Madre de la Vida porque no busca hacer la Voluntad del Gran Padre y debe buscar el perdón a través del arrepentimiento verdadero y a través de la intercesión por los Elegidos Intercesores.
Evangelio del Santo Profeta Mani Capítulo 54
1 En estas tres cosas se encuentra la Perfección: en los Mandamientos, en la Sabiduría, y en el Amor, porque todos los Fielistas de Jehoví alcanzan la perfección a través de estos.
2 Por esta razón oremos y supliquemos a Dios que nos ha elegido para que Él pueda hacernos perfectos en Su Camino.
3 Alejaos de las artes mágicas y de los conjuros de la oscuridad, porque el que las aprenda y las practique y las haga, finalmente, donde el rey de los de la oscuridad sea encadenado con sus poderes, encadenarán en ese lugar el alma del que las practica y camina en tales artes del error.
4 Con sabiduría y habilidad fortaleceros a vosotros mismos alrededor de las puertas* del cuerpo no sea que el pecado† que habita en el cuerpo prevalezca sobre vosotros y os quite vuestra Luz y la extinga en muchos lugares y la rompa por todas partes de todas las maneras.
* (los sentidos y los órganos)
† (la oscuridad)
5 Así que no dejéis que os pase esto a vosotros, pero sed unas personas atentas y firmes en vuestra fe y en la Verdad.*
* (aseguraos de que vuestra fe es fuerte con respecto a la verdad)
6 ¡Estad preparados para todo, para que vuestro descanso y vuestro final puedan ser con Él por cuya Señal y Esperanza vigiláis!
7 Sed siempre firmes y fuertes a la hora de mantener los Preceptos y los Ritos; dad limosna y practicad siempre el ayuno, la adoración, la alabanza y la recitación.
8 Cantad las palabras de la Ley Justa sin parar, leed y estudiad con entusiasmo, discriminad con vuestra sabiduría y aceptad los Mandamientos Puros.
9 Mantened siempre ante vosotros los Tres Pilares de la Santa Fe: la Escritura, la Tradición y la Revelación.
10 Sed siempre limpios y puros en todas vuestras obras.
11 Sed siempre encontrados practicando con sinceridad obras bondadosas, sed suaves y amables, aguantad las humillaciones, y purificad todas vuestras raíces.
12 Seguid buenas normas y hábitos y decidid apoyar vuestras mentes en el Lugar de la Liberación; ¡saltad de alegría y manteneos firmes en la Religión de la Justicia!
13 Todos estos son los remedios para los Cuerpos de Luz; si hacéis estas cosas y no dormís, iréis arriba y veréis la Tierra de la Luz.
14 Si realmente ayunáis, seréis llevados al Jardín de la Luz.
15 Si vuestros ojos no hacen una mirada malvada, seréis sentados bajo la sombra del Jardín de la Luz.
16 Si vuestra boca dice la verdad, los Seres Divinos os mostrarán sus diversas imágenes.
17 Si vuestras manos están libres de la violencia, la súplica de vuestra voz se oirá.
18 Si vuestro corazón está firme, ellos os levantarán y os pondrán de pie en medio de ellos.
19 Si vuestros pies caminan en el Camino de la Verdad, os harán uno de ellos.
Lectura del Libro de la Verdad: Juan Comienza a Predicar – 135:6.6-8:
135:6.6
En mayo de este año, aún estando junto al vado de Betania, los sacerdotes y levitas enviaron una delegación para que le preguntara si decía ser él el Mesías, y quien le había otorgado la autoridad para predicar. Juan les respondió a estos preguntadores diciendo: «Id y decid a vuestros amos que habéis oído ‘la voz del que clama en el desierto’ así como lo dijo el profeta, y que esa voz os dijo: ‘Preparad camino al Señor, enderezad las sendas para nuestro Dios. Todo valle sea alzado y bájese todo monte y collado; el terreno accidentado se hará plano, y los sitios rocosos se convertirán en valles allanados. Y toda carne verá la salvación de Dios’».
Juan era un predicador heroico, pero sin tacto. Cierto día, cuando estaba predicando y bautizando en la ribera occidental del Jordán, un grupo de fariseos y cierto número de saduceos llegaron hasta él y se presentaron para ser bautizados. Antes de conducirlos al agua, Juan dirigiéndose al grupo les dijo: «¿Quién os advirtió que huyerais, como víboras ante el fuego, de la ira venidera? Yo os bautizaré, pero os advierto: debéis dar frutos dignos de sincero arrepentimiento si queréis recibir la remisión de vuestros pecados. No me digáis que Abraham es vuestro padre. Os declaro que Dios es capaz de hacer surgir de estas doce piedras que aquí veis ante vosotros, hijos dignos de Abraham. Ya ahora está el hacha en la raíz misma de los árboles. El árbol que no traiga buen fruto está destinado a que se le corte y se le eche en el fuego». (Las doce piedras a las cuales se refería eran las famosas piedras conmemorativas erigidas por Josué para rememorar el cruce de «las doce tribus» en este mismo punto cuando éstas entraron por primera vez en la tierra prometida).
Juan daba clases a sus discípulos, en el curso de las cuales los instruía sobre los detalles de su nueva vida y trataba de responder a sus muchas preguntas. Aconsejaba a los maestros que instruyeran en el espíritu, no sólo en la letra de la ley. Enseñaba a los ricos a que alimentaran a los pobres; a los recaudadores de impuestos decía: «No arranquéis sino lo que se os debéis». A los soldados decía: «No inflijaís violencia ni demandéis nada injustamente—contentaos con vuestros salarios». Y a todos aconsejaba: «Preparaos para el fin de la era—el reino del cielo se aproxima».