Giliana Kudsha:
Ofrece Tu Sufrimiento como una Ofrenda
Los momentos difíciles a los que te enfrentas pueden ayudar a fortalecerte en tu servicio al Padre. Ofrece tus sufrimientos a tu Padre en el cielo, y Él los recibirá como sacrificios perfectos.
No permitas que tus penas te agobien hasta tal punto que tu comunión espiritual con el Creador se haya disminuido.
Pon tu confianza en el brazo del Eterno, y Él te ayudará a mantenerte firme y caminarás con fuerza.
Enseñanzas de la Luz, Capítulo 6
Ateísmo
1 La negación de la existencia de Dios es la propaganda ilusoria de los ignorantes.
2 El intelectualismo y la ciencia humana no tienen nada que ver con la fe cuando Dios no es parte de la ecuación o de vuestra visión de la vida.
3 Si Dios no es una parte de vuestra visión de la vida, entonces no tenéis vida.
4 Que todos los seres tengan una visión de la vida iluminada que está por llegar, sin separarse nunca de la alegría suprema que es incomparable.
5 Filósofos vanidosos intentan evitar a Dios creando sus propias filosofías centradas en el materialismo.
6 Las percepciones son engaños. La noción de algunos hombres entre los humanos de que “no hay Dios» es una falsa percepción. Tales nociones no son nada más que engaños.
7 Si negáis la existencia de Dios basándoos en las suposiciones de los demás, estáis cediendo al miedo infundado y al engaño.
8 Ceder al miedo es equivalente a un hombre fuerte que se niega a levantar incluso a una pequeña piedra porque tiene miedo de lo que está debajo de ella.
9 Algunas personas niegan la existencia de Dios basándose en falsedades de lo que Dios debe ser según ellos.
10 Otros niegan a Dios basándose en el hecho de que hay tanto mal y sufrimiento en la humanidad, preguntando: “¿Por qué un Dios haría esto?”
11 Dios no trae el mal al mundo; un hombre que está sin Dios crea el mal y el sufrimiento a través del deseo ilícito.
12 El deseo ilícito es el engaño basado en la falsa suposición que tanto deseáis, eventualmente llevando al sufrimiento.
13 Algunos son adictos a su suposición de que “no hay ningún Dios.”
14 Muchos de los que niegan la existencia de Dios basan sus suposiciones en que Dios es iracundo y vengativo, lo cual es un engaño en sí mismo.
15 Si seguís viviendo en el engaño de que “no hay ningún Dios”, habrá un momento cuando Dios os niegue, y en ese día os daréis cuenta de lo real que es Dios.
16 El rechazo a creer en Dios es un engaño que os habéis creado a partir de vuestras propias interpretaciones de lo que percibís que es la realidad.
17 Algunas personas niegan la existencia de un Dios debido a su arrogancia y orgullo.
1 8 La arrogancia es un signo de debilidad y es un engaño que algunas personas usan para compensar lo que les falta.
19 La arrogancia para algunos se ha convertido en su propio dios creado por su mente, gobernando sobre un pequeño mundo lleno de engaño y falsedad.
Lectura del Libro de la Verdad: La Décima Aparición (en Filadelfia) 191:4.1-7:
La décima aparición morontial de Jesús ante los ojos mortales ocurrió el martes 11 de abril poco antes de las ocho en Filadelfia, ocasión en que se apareció ante Abner y Lázaro y unos ciento cincuenta de sus asociados, incluyendo más de cincuenta pertenecientes al cuerpo de evangelistas de los setenta. Esta aparición ocurrió justo después de la apertura de una reunión especial en la sinagoga, convocada por Abner para discutir la crucifixión de Jesús y el relato más reciente de la resurrección, traído por un mensajero de David. Puesto que Lázaro resucitado era ahora miembro de ese grupo de creyentes, no se les presentaban dificultades para creer en el informe de que Jesús había resucitado de entre los muertos.
La reunión en la sinagoga era inaugurada por Abner y Lázaro, ambos de pie en el púlpito, cuando todos los creyentes reunidos vieron aparecer de súbito la forma del Maestro. Dio unos pasos hacia adelante desde el sitio en el que había aparecido, entre Abner y Lázaro, que no lo vieron, y saludando al grupo, dijo:
«Que la paz sea con vosotros. Todos vosotros sabéis que tenemos un Padre en el cielo y que hay un solo evangelio en el reino: la buena nueva del don de la vida eterna que reciben los hombres mediante la fe. Al regocijaros en vuestra lealtad al evangelio, orad al Padre de la verdad para que os otorgue en vuestro corazón un amor nuevo y más grande por vuestros hermanos. Debéis amar a todos los hombres, así como yo os he amado; debéis servir a todos los hombres, así como yo os he servido. Con compasiva comprensión y afecto fraterno, recibid en la comunión de hermandad a todos vuestros hermanos que se dedican a la proclamación de la buena nueva, sean ellos judíos o gentiles, griegos o romanos, persas o etíopes. Juan proclamó el reino por adelantado; vosotros habéis predicado el evangelio en poder; los griegos ya enseñan la buena nueva; y yo pronto enviaré el Espíritu de la Verdad al alma de todos estos, mis hermanos, que tan altruísticamente han dedicado su vida al esclarecimiento de sus semejantes que están sentados en las tinieblas espirituales. Todos vosotros sois los hijos de la luz; por eso, no tropecéis en marañas de malentendido causadas por sospechas mortales y la intolerancia humana. Si os ennoblecéis, por la gracia de la fe, para amar a los descreídos, ¿no debéis acaso igualmente amar a los que son vuestros concreyentes en la extensa familia de la fe? Recordad que, así como os amáis unos a otros, todos los hombres sabrán que sois mis discípulos.
«Id pues por todo el mundo proclamando el evangelio de la paternidad de Dios y de la hermandad de los hombres a todas las naciones y razas, y sed sabios en vuestra elección de los métodos para presentar la buena nueva a las diferentes razas y tribus de la humanidad. Libremente habéis recibido de este evangelio del reino, y libremente daréis la buena nueva a todas las naciones. No temáis la resistencia del mal, porque yo estoy siempre con vosotros, aun hasta el fin de los tiempos. Mi paz os dejo».
En el momento en que dijo: «Mi paz os dejo», desapareció de su vista. Con excepción de una de sus apariciones en Galilea, donde más de quinientos creyentes lo vieron al mismo tiempo, este grupo en Filadelfia fue el grupo más grande de mortales que le vio en una ocasión particular.
Temprano por la mañana siguiente, aunque los apóstoles permanecían en Jerusalén aguardando la recuperación emocional de Tomás, estos creyentes de Filadelfia salieron a proclamar que Jesús de Nazaret había resucitado de entre los muertos.
El día siguiente, miércoles, lo pasó Jesús sin interrupciones en compañía de sus asociados morontiales, y durante las horas tempranas de la tarde recibió a los delegados visitantes morontiales de los mundos de estancia de todos los sistemas locales de esferas habitadas de toda la constelación de Norlatiadek. Y todos se regocijaron de conocer a su Creador como uno de su propia orden de inteligencias universales.